De la manera en que actualmente se implementa la licencia Creative Commons, si no estamos bien informados, el instinto nos dice “está mal copiar esto”, cuando en realidad significa todo lo contrario. La confusión proviene, creo yo, de la inscripción “some rights reserved” (algunos derechos reservados), cuando debería decir “some rights released” (algunos derechos liberados), ya que los derechos del autor están reservados por omisión. En efecto, el uso de Creative Commons no protege una obra original, que por el sólo hecho de serla pertenece a su autor y es ILEGAL copiarla, modificarla, distribuirla o venderla, si no que avisa al público que el autor ha renunciado a algunos de esos derechos.
En pocas palabras: Si quieres usar la obra de un tercero y dudas si puedes hacerlo o no, el logo de Creative Commons es una buena señal. Creative Commons fue pensado para aquellas personas que quieran reciclar o reutilizar una obra con la certeza de que el autor lo consiente.

Si no ves una licencia Creative Commons, puedes comenzar a preocuparte, porque “la utilización de obras y prestaciones sin autorización de los titulares puede suponer la infracción de los derechos de propiedad intelectual. Ante una infracción, el titular puede ejercitar las acciones penales y/o civiles previstas en la ley”. La solución es sencilla: debes pedir permiso al autor original; si él te lo concede, te estará cediendo legalmente algunos de sus derechos.
En resumen, no hay que tener miedo: uno no puede infringir una licencia Creative Commons (sería la negación de una negación), pero sí puede violar los derechos de la propiedad intelectual, que son, básicamente, los derechos naturales de cualquier ser humano. Hay que tener respeto.
Si algo no queda claro, puedes ver un documental animado sobre Copyright y Creative Commons.
Creative Commons posee un portal de búsquedas para encontrar texto, imágenes, audio, video u otro tipo de archivos que puedes usar libremente en tu trabajo personal. |

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